Tributo a mi padre

Lautaro Vivar Encina
Don Lautaro Armando Vivar Encina... ése es mi padre...

Mi padre fue un hombre bastante singular... este es un tributo a su existencia que no pasó inadvertida para nadie que lo conoció.

Con el tiempo lo iré poblando con todo el material que tengo, sobre la Historia de Pelarco que él escribió, así como sus crónicas.

Siempre me he preguntado cuánto podría haber hecho él -si hubiera sobrevivido a su cáncer- con una herramienta como internet. Probablemente mucho, muchísimo. Por el momento, y a medida que he ido poblando esto, me estoy cuestionando seriamente que esto sea material para publicar con un blog...


Si desea utilizar parte de lo publicado en este blog, debe solicitar permiso y citar la fuente. Para nuestra familia ya fue particularmente desagradable que un pseudo-historiador -que difícilmente terminó su secundaria- hace unos años, copiara textualmente los escritos de mi padre y se los atribuyera y aún más fuera mencionado en una publicación del Diario El Mercurio como "Historiador de Pelarco". El contenido de este blog, como se señala en su título, está protegido con un registro de propiedad intelectual, y no titubearemos en usar las acciones legales que corresponda de existir publicaciones sin su cita correspondiente.

Los orginales de las publicaciones fueron realizados en una máquina de escribir. Lo que aquí se encuentra publicado, es la digitalización de esos escritos y no está completamente editado, podría contener errores de tipografía.

jueves, diciembre 01, 2005

 

6. IMPORTANCIA DE PELARCO EN LA ÉPOCA DE SU FUNDACIÓN.

La Aldea de San José de Pelarco, asiento de Doctrina y desde Diciembre de 1.787, de Parroquia, no tenía relevancia histórica, ni importancia militar, ni política, ni social, ni económica, ni la tiene hoy, por más que esto hiera nuestra epidermis pueblerina. En aquel tiempo era un tambo o paradero, punto de paso obligado de Norte a Sur y viceversa. Y de Este a Oeste, ida y vuelta. Pero, por nuestros caminos se vio transcurrir la Historia Nacional. El camino Real o Camino del Rey, pasaba por nuestro caserío, (¿cuándo estuvo ningún Rey aquí en Chile?), y era el que usaba el transeúnte que iba o venía al o del Sur, vada fácil en el estero que da nombre el poblado, otro en el río Lírcay por Santa Margarita o Lagunillas y más adelante por el Maule, en Duao. Desde Curícó al Sur, se conocía esta carretera con el nombre del Camino de Pelarco (13), muy transitado durante las guerras de Independencia o Secesión como queramos llamarlas. Los ejércitos de uno y otro bando pesaben, volvían y la repasaban, de acuerdo a los vaivenes de la variada suerte de sus armas. La diosa Fortuna sonreía alternativamente a uno u otro, otras veces se desentendía con aires de fastidio y ganaron el primer “round“ los más astutos y menos desunidos.

CITAS DIRECTAS CAPÍTULO 6

(13) .- Diego Barros Arana, “Historia de Chile

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